sábado, 29 de septiembre de 2012

A veces me siento incomprendida por la mayoría de las personas.
Es que, en realidad, no entiendo el comportamiento de la gente, no entiendo el por qué de sus actitudes, ni el por qué de sus respuestas, y ni hablemos del por qué de sus pensamientos.
En ciertos momentos se me pasa por la cabeza que debería cambiar mi manera de ser. Es que es una tarea tan difícil... No se puede cambiar lo que uno ya es. No se puede cambiar lo que ya se formo con los años y se fue formando con las situaciones que ocurrían en nuestras vidas... Y tampoco se puede cambiar lo que los otros son. Creo que es algo que debería grabármelo de una vez por todas, pero parece ser que me cuesta entenderlo. A la larga o a la corta siempre todo termina igual. Siempre uno termina "sorprendido" por las decisiones que se van tomando.Y lo más gracioso es que siempre tuvimos las cosas ahí, justo en frente nuestro... Lo que pasa es que nunca lo quisimos reconocer.
Es que no me ocupo en culpar a los demás, si no en echarme en cara a mí misma el no querer ver las cosas, el no querer aceptar la realidad y no salir de mi mundo de fantasías en el que todo es más que perfecto. 
Es como los nenes cuando están haciendo algo peligroso y les decís que tengan cuidado... Por vivir en su mundo de fantasía no te hacen caso, y de repente terminan lastimados... Pero nunca pensaron en las consecuencias que podían llegar a provocar sus actos.

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