miércoles, 26 de octubre de 2016

fantasma

El amor sin admiración e idealización del otro está enfermo, marchito. Es un amor acabado, irrecuperable, impuro. Es aquel que anda vagando por las madrugadas falsamente esperanzado con la idea del cambio. Es ése que lucha y que desea en lo más profundo de sí el ser atendido, apreciado y reconocido. Es un amor dolido, acongojado. Uno de bajas expectativas. También dicen que es ciego y sordo. A veces mudo. Vive a costa de las migajas sentimentales del resto. Pero lo que esconde ese amor en lo más profundo es que está muerto. Es el que se ha convertido en fantasma desde hace tiempo y aún así se niega a reconocerlo. Hasta que un día algo dentro suyo colapsa, como un click mágico e inesperado. Una simple y fortuita señal del destino. Y se termina la entrega. 

domingo, 23 de octubre de 2016

Te confiaste de mi amor, y fue así como en vez de regarnos y hacernos crecer, comenzamos a marchitar

miércoles, 12 de octubre de 2016

[...] Como si por arte de magia todo fuese a cambiar de la noche a la mañana, como si yo, siendo un ser tan insignificante como otros en este universo, tuviese el poder de mutarte... Es que sí, a veces me gusta creer en mí, en mi poder, o en las encrucijadas del destino... Me gusta creer que todo es un macabro laberinto que no cesa de ponerme a prueba, que insiste en enseñarme a los golpes en que algo debo aprender, en que por algo debo tener que luchar, en que tengo la obligación de saber descifrar el difícil dilema de seguir mis impulsivos sentimientos o mi fría conciencia.
Just break free.