miércoles, 26 de octubre de 2016

fantasma

El amor sin admiración e idealización del otro está enfermo, marchito. Es un amor acabado, irrecuperable, impuro. Es aquel que anda vagando por las madrugadas falsamente esperanzado con la idea del cambio. Es ése que lucha y que desea en lo más profundo de sí el ser atendido, apreciado y reconocido. Es un amor dolido, acongojado. Uno de bajas expectativas. También dicen que es ciego y sordo. A veces mudo. Vive a costa de las migajas sentimentales del resto. Pero lo que esconde ese amor en lo más profundo es que está muerto. Es el que se ha convertido en fantasma desde hace tiempo y aún así se niega a reconocerlo. Hasta que un día algo dentro suyo colapsa, como un click mágico e inesperado. Una simple y fortuita señal del destino. Y se termina la entrega. 

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