Se miraron.
Quiso emitir un sonido, pero a pesar de su patético intento, sus ojos decían mucho más: existía un universo paralelo en ellos, un misterio profundo que carcomía su frágil alma por dentro; algo sumamente difícil de explicar, de esas miradas complicadas de describir, de esas que sólo pocos logran comprender, y sólo aquellos que observan profundamente pueden develar.
Pero de pronto, en un instante y como por arte de magia, lo supo.
Rieron.
Y jamás se volvieron a encontrar.
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