jueves, 14 de noviembre de 2013

No sé si se puede escribir estando contento, probablemente se pueda pero explicar nuestra felicidad se hace un poco más difícil que expresar la tristeza o la angustia. No se puede escribir tampoco cuando se está en un punto intermedio, creo yo. Siempre el impulso de escribir se da en este tipo de situaciones, como la que me ocurre a mí ahora. O por lo menos, así es en mi caso. Cuando estoy muy contenta me libera expresar en la plenitud en la que me encuentro, y, cuando estoy angustiada, también.
Y estos días míos, tan peculiares, en los que me replanteo absolutamente todo, días en los que cada pequeño detalle me irrita y molesta, en los que le busco el por qué y el motivo a todo y caigo en un bajón que puede durarme por un largo tiempo, o a veces duermo y se me pasa.
A veces siento que tengo que cambiar algo, ese algo no sólo se refiere a mi vida en general, en un principio sí es lo que pienso, pero capaz pensándolo bien ese algo sea interno; esa falla puede que se encuentre en mí... Cuando me pongo a pensar si el motivo de mi angustia o bajón es realmente serio entonces ahí me siento un poco peor porque me doy cuenta que el motivo no es tan grave o no debería molestarme tanto, porque existen miles de cosas más importantes y uno no puede darle el lugar a algo tan pequeño para que destruya algo tan grande.
Escribir, es a veces, lo único que hace que me sienta un poco mejor. Poder liberarme y expresarme, me hace bien. Y tal vez el problema no sea tanto expresarme sino sincerarme conmigo misma. Y eso puede que me cueste. Conmigo, y a veces, aunque me cueste admitirlo, con los demás.

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